divendres, 21 de febrer del 2014


Y abiertamente consagré mi corazón a la tierra, 
grave y doliente,
y con frecuencia, en la noche sagrada,
le prometí que la amaría fielmente hasta la muerte,
sin temor,
con toda su pesada carga de fatalidad,
y que no despreciaría ninguno de sus enigmas. 
Y así me ligué a ella
con un lazo mortal.

    
                      Hölderlin, La muerte de Empédocles

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